Acciono el freno enérgica y apresuradamente como si me fuera la vida en ello, dicho nunca mejor, dada la virulencia de la apariencia con la que la muerte aterriza y se postra frente a mí, para invitarme a pasar y en su regazo posar, para luego en su lecho inhabitar.
La muy puñetera, me susurra al oído cariñosa y melosamente palabras de aliento en donde me garantiza que nunca me faltará el alimento. Con su seductora voz, pretende camelarme y embaucarme, arrastrarme para despersonalizarme. De mí depende si en alma y, sobre todo, en cuerpo entregarme, abandonarme, rendirme de una vez por todas ante la envenenada invitación de sus acogedores brazos que pretenden estrecharme para violarme y oprimirme hasta asfixiarme, con la vil intención de hacerme perder la cordura en su regazo, y que elegirla a ella, sea mi única opción por imposición ante tal régimen de opresión y sometimiento, pero ¡ojo! que siempre parezca mi elección.
O tal vez, aún me quede un mínimo resquicio (más del que creo, creemos) en donde pueda decidir si seguir luchando, batallando, demorando y haciendo burdas burlas a la calaca, con tal de no pasar al otro bando del que hace de las vidas, contrabando, teniendo que invertir la inconmensurable energía junto al desproporcionado desgaste que, continuar supone, cuyas consecuencias desprevenidas puedan ser sobrevenidas.
Es cierto que estoy extenuada, hastiada y tan sobrepasada que… descansar un rato, no me vendría nada mal, hacer una parada, un alto en el camino, dejarme vencer por el agotamiento que jamás me puedo permitir por mi exigir, conceder el placer de hacer ganar la partida alguna vez al recogimiento, haciéndome cómplice del acogimiento sin reprimenda ni escarmiento. Por una vez que me permita no tratarme como a una perra maldita, digo yo que nadie más que yo sobre mí audita… Sin embargo, la muerte siempre está al acecho ante el más mínimo signo de debilidad para abalancarse sobre ti y devorarte hasta destozarte, descorazonarte y de paso, arrasar y arrastrar a los de aquellos que te quisieron y hasta por ti alguna vez la vida dieron. Cuidado de no caer en sus tentadoras garras que a ellas te amarras…
La otra opción es, hacer inmenso acopio de más y otra vez más fuerza, de la ya derramada y nunca recobrada, más aún si cabe…, desmesurada energía, imponderable tiempo, colosal esfuerzo, descomedido ímpetu, sobrehumana capacidad de determinación de decidir seguir, a pesar de desear ir… imponente reto si a mi merced concedo asumir o para los restos, reprimir, desconociendo si las consecuencias harán que la pena merezca lo que en juego está en escena.
Siento que estoy cansada, castrada y lastrada
Siento que he vivido mil vidas en una y una multiplicada por mil
Siento morir en cada revivir porque tenga que seguir
Siento que no me miento cuando estas palabras mento
Siento que reviento por dentro y me trago la secreción del amargo ungüento
Siento que me reinvento y tengo que adaptar otra vez el dichoso cuento
Siento que el aliento que respiro y a mi paso encuentro es cruento
Siento en mí la debilidad y la flaqueza del lamento
Siento mi decaimiento en ascenso
Y lo más grave de todo, es que siento que no lo siento como apiadamiento, sino como revulsivo hacia la ufanadora afanadora.
Porque sólo a mí me corresponde decidir ir por dónde.
Frase semanal:
«La muerte es dulce; pero su antesala, cruel»
Camilo José Cela
By Wendy
Cuando la muerte depende de un casi transparente hilo y tú decides … La fuerza vuelve a tí porque estamos llenos de luz, sólo es necesario recordar e imaginar la sonrisa de esos niños y tú voz mientras les llamas cálidamente.
La vida es eso el ahora, un rayo de sol que te deslumbra y alumbra tu siguiente paso.
Olé tú!
Gracias por tus palabras Pepi, la verdad es que hay momentos de debilidad cuando la vida te desborda, lo importante es saber apoyarse en los que más quieres y en esa luz interior, cómo bien comentas, que tira de nosotras cuando nos flaquean las fuerzas.
Olé nosotras! Yo, pero tú también 😉
Tantos días oscuros y lluviosos que nunca jamás volveremos a recordar cuando el Sol nos lleve de la mano de nuevo…
Quizás debamos aprender de ellos para que, al menos, haya merecido la pena la oscuridad y no volver a caer en los mismos
Gracias por tu aportación 🙏
Itaca.
Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.
Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.
Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.
Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.
Poema de Konstantino Kavafis.
El viaje de la vida, Ana, no siempre fácil. Lo importante es enriquecerse y crecer con lo que encontramos en el camino.
Guau, Beatriz! Muchísimas gracias por compartir este poema tan sabio, sin duda, lo tendré muy presente en mi vida. Y tiene y tienes toda la razón.
Gracias y mil gracias 🫂😘🙏